A diferencia de las dentaduras removibles, las híbridas van atornilladas a implantes dentales, lo que da mayor estabilidad y seguridad al comer, hablar y sonreír.

Ofrecen una apariencia muy similar a los dientes naturales, mejorando no solo la sonrisa, sino también el soporte facial (labios y mejillas), rejuveneciendo el rostro.

Al estar fijas, permiten una masticación mucho más eficiente. Los pacientes pueden volver a comer alimentos que antes evitaban, como carnes, frutas crujientes o frutos secos.

Los pacientes suelen recuperar su confianza y autoestima, mejoran su dicción, alimentación y vida social.

Con buen mantenimiento, una prótesis híbrida puede durar muchos años.